Testimonio de la Jefa de Estudios de la Escuela Sagrada Familia de Macau
La importancia de nuestro viaje a Yunnan ha sido extraordianria. Además de visitar las minorías étnicas que viven en las zonas montañosas, lo más importante era saber qué necesitaba la población local. Hemos recaudado dinero de los estudiantes, padres y profesores de nuestro colegio, por lo que esos fondos son sagrados y debemos asegurarnos que todos los fondos son usados de un modo correcto, sin abusos, y que todo ese dinero se gasta en cosas que son realmente necesarias para la población.
El visitar personalmente esas aldeas de montañas, el poder ver su nivel y condiciones de vida nos ha enseñado que las condiciones reales son peores que las que nos habíamos imaginado. No hay electricidad ni agua, hay que pasar dos montañas a pie para poder encontrar agua apta para el consumo humano. Nos dicen que solo pueden bañarse tres veces en la vida: la primera al nacer, la segunda cuando se casan, y la tercera cuando mueren. Además, la mayoría de los niños no vestían pantalones, sólo muy escasa ropa y su cuerpo estaba cubierto de suciedad. Al verlos, me daban ganas de meterles en algún recipiente con agua y bañarles. En nuestra vida, el agua no nos parece nada importante y no la apreciamos porque la tenemos siempre disponible, pero para estas personas que viven en estas zonas montañosas, cada gota de agua es como si fuera una gota de maná.
La cara de los niños es regordeta, pero cuando los miras de cerca te das cuenta que están hinchados, probablemente debido a la falta de nutrición. Ellos no tienen los hospitales,clínicas, farmacias. Tampoco tienen médicos ni enfermeras. Así que, ¿qué pueden hacer cuando alguien enferma?. Sólo pueden recurrir a su suerte. Condiciones de vida deficientes, junto a su falta de conocimientos, se han convertido en el entorno vital en el que tienen que vivir.
En la vida todos deberíamos ser más iguales y no debería haber tantas diferencias entre unos y otros. Pero, ¿por qué hay tantísima diferencia entre ellos y nosotros? ¿es que Dios tiene preferencia por nosotros o se ha olvidado de ellos?
Nada de esto. Pienso que Dios, por medio de ellos, nos está enseñando a reflexionar sobre nuestra propia actitud ante la vida, a ser agradecidos por todo lo que tenemos, a apreciar todo lo que tenemos y a compartir con los demás nuestra felicidad. Hoy día, los niños se comparan frecuentemente con los demás y ponen mucho hincapié para hacernos saber lo que otros tienen y ellos no, se enfadan cuando piensan que se les da menos de lo que desean. Si aprendiéramos a ser agradecidos, apreciar lo que tenemos y compartir nuestra felicidad, nuestra vida sería mucho completa. Este viaje realmente me ha enseñado que todas las personas tenemos un corazón dispuesto a ayudar a los demás.
He Pei-Yi, Jefa de Estudios de la Escuela Primaria Sagrada Familia de Macau