Testimonio de una profesora de Kindergarden del Colegio San Pablo después de su visita a Yunnan.
Reflexiones sobre nuestra visita a la montañas de Yunnan
El que da es más feliz que el que recibe. Los que vivimos en Macao, esta tierra próspera, con una convivencia civilizada y una vida vida cómoda, a menudo no sabemos dar gracias. Esta vez, he tenido la experiencia de ir a hacer una experiencia en las escuelas de las montañas de Yunnan, y espero que esta experiencia personal me aporte un poco más de experiencia de vida y de capacidad de reacción. Por las conversaciones que he tenido con otros miembros de esta expedición, este viaje no solo nos ha dado la oportunidad de profundizar en nuestro conocimiento sobre el desarrollo de la educación dentro de China, y será una experiencia que seguramente vamos a atesorar en el futuro.
La situación de la educación en las montañas de China es algo que solo conocía por la televisión. Pero esta vez he podido profundizar mucho en esta comprensión porque formaba parte del grupo de trabajo de nuestro Colegio que ha ido a visitar nuestras escuelas en las montañas de Yunnan.
Loa alimentos higiénicos, luz suficiente, buen escritorio, una cama cómoda, una escuela en la que no falta de nada, todo esto es algo normal para nosotros, pero en las zonas montañosas que hemos visitado es algo muy remoto.
Todavía recuerdo que fuimos a visitar la casa de unos estudiantes, y no sé qué palabras podría usar para describirla. La casa era de barro, el suelo también era de barro rojo y las paredes estaban llenas de agujeros, la cama estaba cubierta por un trapo, se podría decir que no había muebles. Pero ellos nunca quieren mendigar la ayuda de otras personas.
Pienso que, dentro de las dificilísimas condiciones de vida en las que viven, siguen manteniendo el espíritu de autosuficiencia, todavía no han perdido el coraje de buscar una hermosa vida.
A pesar de la escasez de bienes materiales que presencié, sin embargo los niños están felices, a pesar de la monotonía de la vida de estos lugares, sin embargo los niños son los niños son simples, es como si las dificultades fueran la felicidad de los niños.
Nuestra visita duró sólo cinco días, pero la risa de los niños que visitamos ha llenado nuestros corazones por completo, aunque venimos de un lugar tan distante y diferente. Probablemente no lo habíamos pensado: nuestros recursos eran limitados, no llevábamos muchas cosas, nuestro conocimiento de Mandarín era muy limitado, sin embargo hemos cambiado lo que los niños piensan sobre ellos mismos, sobre los demás y sobre su poblado. Y nosotros no podíamos imaginar que pudiéramos llevar tanta felicidad a esos niños, y que nos trajéramos de vuelta tanta alegría.