Introducción al estado y condiciones de salud en las escuelas primarias Daoming
Dao Zhengquan tiene solo 30 años de edad y ya es padre de 3 hijos. Él es el único de su familia capaz de hacer el duro trabajo que un agricultor debe hacer cada día para cultivar su propia tierra. En la carreta lleva el maíz que ha recogido de los campos. Estos granos dorados son uno de los pocos cultivos que pueden sembrar en esta tierra y también es fundamental en la alimentación de toda la familia.
Dao Zhengquan creció aquí y tuvo que tuvo que abandonar la escuela primaria debido a las exigencias agrícolad de la familia. Se ha casado dos veces, pero no tiene ningún certificado de matrimonio. La primera esposa lo abandonó porque ella no podía soportar las condiciones de pobreza. Para poder alimentar a su familia, hace varios años, dejó las montañas y fue a Wenzhou para encontrar trabajo, pero sufrió una grave lesión a su pierna, por lo que regresó a la aldea para recuperarse.
"No fuí a ningún hospital. Sólo usé algunas hierbas que mi madre cogió en las montañas. Luego me recuperé bastante". Cuando Dao Zhengquan está diciendo esto, una débil sonrisa sale de su rostro oscuro como si fuera algo muy inusual de lo que él puede sentirse orgulloso. Después de su accidente laboral y de su vuelta para recuperarse, Dao Zhengquan no ha vuelto a salir fuera a buscar un trabajo. "Mis padres son viejos. Parece que el trabajo agrícola y yo somos inseparables".
Durante nuestra conversación con él, también pudimos comprobar que la salud de sus padres no es buena. Tiene dolor a menudo, pero aún trabajan en los campos todos los días, cuidando de las vacas, cortando hierba. Aunque sus campos son muy pequeños, todavía hay un mucho trabajo que debe hacerse. Nunca cruza sus mentes la idea de ir a un hospital cuando uno está enfermo.
Lo mismo le sucedió a hija de Tau Zhengquan, Tau Honyan. Tau Hongyan es una estudiante de seundo año de primaria, y, como la mayoría de las niñas, tiene su piel de color azúcar moreno y una sonrisa clara. Cuando visitamos su casa, tenía fiebre ya por un día, acurrucadita en el sofá viejo mirando débilmente a las piernas de su abuela, sonriendo un poco mientras estábamos conversando con su padre. Sus ojos mostraban una ligera curiosidad, un poco de emoción, pero no veo ninguna infelicidad causada por el dolor.
Cuando nuestra conversación estaba llegando a su fin, planteamos el problema de la fiebre de Tau Hongyan. Inesperadamente, su padre no mostró ninguna sorpresa. Sólo asintió con la cabeza mientras sonreía ligeramente, y su sonrisa nos decía que sentían las molestias que la fiebre de Tau Hongyan nos causaba. "No hay problema. Ella sólo necesita dormir bien y se pondrá bien", la abuela miró amablemente a su nieta sobre sus rodillas, sus grandes manos ásperas acariciaban la frente de Tau Hongyan, hilos de pelo empapado por el sudor cayendo a ambos lados de la cara.
Este tipo de respuesta nos sorprendió. Después de todo, todos sabemos lo peligrosa que puede ser para los niños la fiebre alta. Incluso si no vas a un hospital, por lo menos tienes que tomar medicamentos para combatir la fiebre, pero los aldeanos aquí, lamentablemente, no muestran ninguna preocupación acerca de este hecho, o son incapaces de hacer nada al respecto.
En el corto espacio de tiempo de 20 días, niños con fiebre, casos de varicela y esguinces eran comunes. Pero, cuando contactamos con los padres, siempre nos decían que estaban ocupados trabajando en los campos y que ya hablaríamos después regresan en la noche. Más tarde fue que nos enteramos de que estos niños nunca son trasladados a un hospital debido a enfermedad o lesiones. Como último recurso, van a un "doctor" local que les da algunos medicamentos para sus hijos. Y, cuando estábamos llevando a cuestas nuestro niño febril para ver al llamado "médico", nos dijeron que seguía trabajando en los campos y sólo volvería por la noche...
Los aldeanos aquí en su mayoría dependen del autocurado cuando están enfermos. Si un niño enferma, lo único que puede hacer es quedarse en casa. Es como dejar a los niños a valerse por sí mismos.
De hecho, algunos de los habitantes del pueblo han sido capaces de obtener el certificado de residencia en los últimos años, algunos también pagan seguro de salud, pero el concepto de tratamiento médico es todavía muy débil. Muchas personas todavía están limitadas por el trabajo en los campos, por su situación económica e incluso por dificultades geográficas. Hay mucha resistencia a bajar de las montañas para ir a un hospital, aún más cuando hay un gran número de personas (especialmente los ancianos y los que exceden de la política del hijo único) que, debido a no tener ningún certificado de residencia, no disfrutan de ningún tipo de seguro de salud.
Se han acostumbrado a la vida de las "personas olvidadas". Para este pueblo es muy difícil aceptar el contacto con el mundo exterior. Abordar el problema de Hukou (certificado de residencia) y más aplicación de soluciones a los problemas sanitarios y médicos, son todavía un largo camino por recorrer.
Mientras que en las ciudades la relación médico - paciente se está volviendo cada vez más violenta, y los gritos de "difícil" y "caros" y otros problemas relacionados, señalan con el dedo de la culpa a los hospitales, lamentablemente nos encontramos con que en las montañas la relación médico - paciente está lejos de ser una realidad. La gente del pueblo carece de conocimientos generales sobre la atención médica: beben agua sucia, algunas frutas causan un día de dolor para los niños, incluso algunas personas han muerto porque comían ratas. La salud es lo que pasamos por alto más fácilmente. Afortunadamente, tenemos un buen sistema de salud que nos permite recordar la importancia de la salud mientras estamos en la cama del hospital. Pero los aldeanos no tienen tal oportunidad. Todo lo que pueden hacer es dormir y esperar tranquilamente a lo que el destino les traiga.